Txema Toribio Sahuquillo
Portavoz de la Mesa de Entidades de Solidaridad con los Inmigrantes
«Nunca hemos estado peor, en materia de inmigración»
¿Qué es la Mesa de Entidades y cuáles son sus objetivos?
Es una plataforma que se crea en 1986, para defender los derechos de las personas inmigrantes en Valencia, pero cuando casi no había población inmigrante en la ciudad. Luego, con el tiempo y las necesidades que surgieron, empezamos a trabajar el tema de acogida y regularización. Ahora la conforman 22 organizaciones que han ido adaptando su trabajo, pero que siempre prima la incidencia política y la movilización ciudadana. Ha sido hasta hace poco que tenemos estatutos y una mayor estructura, y que proponemos y gestionamos programas de orientación y acogida. Pero, eso sí, seguimos siendo mucho más de calle que de despachos.
¿Cuál es la situación actual de las personas inmigrantes en la Comunidad Valenciana?
Creo que nunca hemos estado peor. En 2006-2007, cuando hubo una mayor cantidad de población inmigrante en la Comunidad, es verdad que no había programas, pero notabas una incipiente voluntad política de intentar hacer cosas. Se avanzaba un poco, aunque siempre cuestionábamos las políticas y el discurso que imperaba entonces. Pero había recursos y lo veías. Teníamos una red de acogida y orientación que funcionaba, en precario, pero funcionaba. A partir de 2010-2011 todo eso de desmonta por completo. La población en Valencia sólo ha bajado en un 5% desde entonces; no se han ido tantísimos como se piensa. Pero los fondos públicos se han reducido en un 80%. Y todo ha ido empeorando. Yo he visto a personas que tenían trabajo como soldador, en la construcción, con permiso de residencia, tarjeta sanitaria, su vivienda, sus viajes a Senegal cada seis meses para ver a su familia y, en poco tiempo, perder su trabajo, sus tarjetas, tener que abandonar su piso y volver a la calle o al albergue que visitó el primer día que llegó a esta ciudad. Y eso es muy duro para cualquier ser humano.
«La población en Valencia sólo ha bajado en un 5% desde el inicio de la crisis. Pero los fondos públicos se han reducido en un 80%. Y todo ha ido empeorando»
Se han cumplido tres años desde la aprobación del Real Decreto 16/2012, que restringe el derecho de atención sanitaria a personas en situación irregular. ¿Cuál es el balance desde la Mesa?
Con este decreto se llegó al límite de la violación de Derechos Humanos. Además, como lo hicieron de un plumazo, sacando a la gente del sistema informático de Sanidad, quitaron el acceso a todo. Nosotros como Mesa tuvimos el apoyo de los sanitarios, que no estaban de acuerdo con la medida, pero a la vez se veían imposibilitados de hacer algo, porque el sistema informático no les permitía hacer nada con esos pacientes. De esa indignación surge el Observatorio del Derecho Universal a la Salud de la Comunidad Valenciana (ODUSALUD http://odusalud.blogspot.com.es/), para tener un registro de todas las inatenciones que se dieran, incluso con los colectivos que sí se decía que iban a ser atendidos: menores y embarazadas. E incluso con la gente que iba a urgencias, que también se dijo que se atenderían. Hasta ahora, hay 1,252 pesonas registradas de esos grupos “protegidos” que no han sido atendidos. Hay un gran subregistro, por supuesto, casos que desconocemos, porque la gente tiene miedo de ir al hospital. Pensaban que les llegaría luego la factura a casa, que les afectaría en un eventual proceso de regularización, en fin… La voz se ha corrido y la gente actúa en consecuencia. A eso le sumas los problemas del idioma, sobre todo con el colectivo subsahariano, que hace más difícil que se informen bien y que den el paso para ir al hospital. También hemos conocido el caso de una mujer embarazada que perdió a su bebé, por no ser atendida. Hasta ahora, sólo han sido admitidas en el sistema el 6% de las 78.000 personas a las que se les retiró la tarjeta.
Una de las principales reivindicaciones de la Mesa es el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros…
Sí. La Mesa forma parte de la campaña estatal por el cierre de los CIE’s, conformada por más de 30 organizaciones y gente a título individual, lo que le da mucha fuerza al movimiento. De hecho, hace 5 años, quienes empezaron la campaña fueron unas personas jubiladas del barrio de Nazareth, que se enteraron que pasaba esto. Ellos decidieron ponerse, cada martes por la tarde, frente a la puerta del CIE de Valencia, en señal de protesta. Y, desde entonces, esto ha ido creciendo. Actualmente, la campaña es muy grande, creo que es la más potente que hay en todo el territorio español (https://ciesno.wordpress.com/). Ahora, seis de los ocho programas políticos de los partidos que se presentan en las próximas elecciones del 24 de mayo, incluyen el tema de los CIE’s en sus propuestas. Jamás hubiésemos pensado que esta situación se hubiese elevado a ese nivel político, porque, por mucho tiempo, los mantuvieron ocultos. Y cuando nosotros llamábamos a la prensa para denunciarlo, nadie nos creía lo que pasaba ahí. Los teníamos que llevar para que vieran y se convencieran. Tampoco creían algunos funcionarios del Estado, ni funcionarios de prisiones. No podían imaginar que había una cárcel para inmigrantes en Valencia y todos los abusos que sucedían ahí. El gobierno español ampara su existencia en algunas políticas europeas, pero sabemos que hay alternativas. En Suiza, por ejemplo, no hay centros de este tipo; se avisa a la persona que será deportada y la recogen al día siguiente en su casa. ¿Por qué los tienes que tener 60 días detenidos, hasta llevarlos a su país? Hemos tenido casos en los que los han llevado a un tercer país, incluso. Eso es tremendo. Funciona como medida de miedo, de control hacia la población inmigrante, y eso cala mucho.
¿Y las asociaciones conformadas por personas inmigrantes han continuado trabajando?
Al ser un tejido asociativo bastante joven ha sufrido mucho el impacto de la crisis. Hay que decir también que las asociaciones de inmigrantes fueron instrumentalizadas por el gobierno valenciano, para sus propios fines políticos. Se comprende, hasta cierto punto, porque cuando tú llegas a un país, donde no conoces a nadie, y el gobierno te tiende una mano, tú recibes esa ayuda, sin saber lo que se está moviendo internamente. Conoces poco la política local. Pero cuando el Director General de Inmigración acaba detenido y procesado judicialmente, por el “Caso Blasco”, que fue lo que sucedió, entonces ahí es donde ya no entiendes nada y queda todo al descubierto. Y eso ha generado mucha desconfianza entre la gente. Muchos no quieren saber nada sobre asociarse ni participar en nada, porque no saben con quién se están juntando.
«Hay 1.252 personas inmigrantes que deberían haber sido atendidas en sanidad, y no ha ocurrido. Sólo han sido admitidas el 6% de las 78.000 personas a las que se les retiró la tarjeta»
¿Crees que el mensaje de “primero los de aquí y luego los de afuera” ha cobrado fuerza en los últimos años?
Se ha dado un efecto “raro”. En parte, porque los medios de comunicación priorizaron el tema económico de la crisis y no se habló durante un tiempo de los inmigrantes. El drama era español, no inmigrante. Cuando estás en constante pulso con la calle, tienes una perspectiva más completa de las cosas: Por ejemplo, desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, yo he visto muchos casos de solidaridad y cercanía entre la gente. Familias, tanto nacionales como inmigrantes, en situación límite. En ese punto tan radical de la vida, las diferencias desaparecen, se crea un vínculo con el otro. Es verdad que ha habido casos puntuales en Valencia, como el del barrio de Orriols, con Valencia 2000, que se puso a repartir comida sólo para españoles. Pero el mismo barrio reaccionó pronto ante eso y ahora están muy alertas para que eso no se repita.
Creo que el tratamiento informativo es muy importante. El año pasado, con el tema de la valla en Melilla, sí que hubo un intento de “criminalizar” a los inmigrantes. Nos iban a “invadir”, dijo directamente el Ministro del Interior. Con el tema de los naufragios en el Mediterráneo, creo que ha habido un tratamiento informativo, siempre mejorable, pero que al menos intenta ver más la parte humana de estas personas. Creo que la gente siente una indignación generalizada hacia el gobierno y piensa que “si no nos han podido rescatar a nosotros, ¿cómo los van a rescatar a ellos?”. Pero en un tono más solidario hacia las personas y más demandante hacia el gobierno. Debo decir que la postura del Papa Francisco al respecto ha sido importante, para conformar la opinión del colectivo europeo más conservador. A lo mejor para mucha gente su palabra no tiene relevancia; pero para los conservadores, que han sido los más cerrados con el tema de la inmigración, sí.
Hay intenciones y buena voluntad. Pero ¿con qué presupuesto real se cuenta, en materia de inmigración?
Desde 2010 hasta ahora, se ha recortado un 80% de los fondos. Este año, han mezclado fondos de otras entidades y lo han pretendido inflar con cosas que no tienen nada que ver con inmigración. También se hacen acciones desde los ayuntamientos y los mezclan muchas veces con los recursos asignados para los “sin techo”, y no es lo mismo. Ahora estamos manteniendo sólo acogida y acompañamiento básico, como una situación de emergencia. Todo lo que implica programas sensibilización de interculturalidad, racismo y xenofobia y generación de espacios de encuentro ha desaparecido. No hay dinero para eso.
«Seis de los ocho programas políticos de los partidos que se presentan en las próximas elecciones del 24 de mayo, incluyen el tema de los CIE’s en sus propuestas»
8. Y las personas inmigrantes ¿qué dicen ante todo esto? ¿Participan? ¿Salen a la calle a reivindicar sus derechos? ¿Acompañan a la Mesa?
Dependiendo de donde vengan y de sus experiencias, es muy diferente su actitud. El colectivo LGTB inmigrante se ha empoderado mucho y tiene mucha capacidad de incidencia. Creo que, por toda la situación de discriminación que han vivido en sus países de origen, se sienten aquí con un poco más de libertad y no están dispuestos a dar pasos atrás. Desde nuestra experiencia, la gente de África Subshariana tiene menos cultura de participación. Está más desarrollada la del norte de África, por sus primaveras árabes. La gente de América Latina ha dejado de movilizarse. Antes de 2010, eran un gran ejemplo para nosotros. Traían aprendizajes de dinámicas políticas muy interesantes. En España estábamos demasiado acomodados en muchas cosas. Con la crisis, se ha ido la gente con más capacidad política, porque también es la gente con mayor capacidad de establecer redes en otro país. Y para nosotros ha sido una gran pérdida. Lo que es verdad es que, no importa de donde seas, cuando no tienes comida o no puedes pagar la hipoteca, reivindicar tus derechos pasa a un segundo o tercer plano. Por eso, hay que volver a hacer un trabajo de confianza y empoderamiento colectivo, construir nuevamente una masa crítica, para que podamos, entre todos, al menos, alcanzar lo que ya se había conseguido.